jueves, 30 de mayo de 2013

El Huacal

El guacal escrito con g es un  árbol nativo de América Central que produce unos grandes frutos redondos, de paredes gruesas muy duras, que una vez secos y partidos por la mitad se utilizan como receptáculos.


El Guacal.


Yo supongo que el uso de está corteza como contenedor fue lo que pasó el término "guacal" a cualquier otro tipo de contenedor, en este caso, a cualquier jaula o cesta hecha de carrizo o palma para transportar víveres que es lo que nosotros los mexicanos conocemos con el nombre de huacal con h.
En México los huacales son mas que otra cosa unas cajas enrejadas de madera que sirven principalmente para transportar frutas y verduras del campo a los mercados.
Par de Huacales.
pero independientemente de su forma o material del que están hechos, lo importante del huacal es que es un contenedor y eso es lo que justamente hace este pan de hojaldre. Es un pequeño contenedor para que uno sea el que decida que delicia contendrá.
Es el primo hermano del francés volován que puede ser rellenado de delicias dulces o saladas.
Como el huacal tiene una ligera capa dulce la propensión natural es a rellenarlo consecuentemente de cosas dulces, sin embargo supongo que no estaría peleado con lo salado.
Yo he encontrado ideal la idea de rellenar los huacales de fruta picada con crema batida. Hacen un postre muy rico y llamativo.
Se necesita una panadería grande para conseguir los huacales, el de la foto lo compre en la enorme panadería Santo Domingo frente a la glorieta del altillo donde aun se pueden conseguir algunos panes tradicionales fuera de los comúnmente comercializados.

NOTA:
No dejaré de invitar a quienes sepan de alguno de los temas que tocan aquí, que escriban y compartan su conocimiento, sobre todo cuando hay etimologías involucradas, yo tengo poco material que consultar por lo cual puedo caer fácilmente en errores o dar información incompleta así que quien le sepa que le escriba.
Este es un huacal.



martes, 21 de mayo de 2013

La Reja

¡Que rico es el pan de manteca!
Desprendes un pedacito con cuidado para que no se desmorone mucho. Lo remojas en café. Esperas unos segundo a que absorba cierta cantidad de liquido de tal forma que cambie su color, retiras el exceso de liquido usando el borde de la taza y listo tienes frente a ti el bocado perfecto.
El pan de manteca es perfecto para llevar a cabo la escena anterior. Es super-absorbente.
Ademas por su sabor tenue se lleva de maravilla con cualquier bebida.
La onda es remojarla en lo que sea y como sea. 
En especial la reja me llama mucho la atención por la relación tan clara entre su nombre y su forma. La sencillez misma de su forma. Un panadero de alguna época remota estaba haciendo huesos de pan de manteca y aburrido de solo hacer tiritas de pan se pregunto "¿que pasaría si entrecruzo las tiritas?" ¡Y voila! Nació la reja.
La reja es ideal para añadir variedad de forma a las canastas de pan para un desayuno si se quiere decorar la mesa con una buena canasta llena de pan de formas interesantes.
Todas las piezas de pan de manteca son fáciles de conseguir en casi en todas las panaderías actuales.

A ustedes allá afuera en el cyber-espacio, ¿Les gusta el pan de manteca?

NOTA: No importa si esta entrada o cualquier otra tiene años de haber sido publicada o es la mas reciente, con gusto leeré y contestaré cualquier comentario. ¡Anímense a escribir!

Esta es una reja.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Galleta de Chochos

En esta entrada me veo obligado a escribir un poco sobre la infancia.
Es curioso como de chicos lo único que queremos es ser grandes y de grandes lo único que deseamos es volver a ser chicos. Ironías de la vida.
Un aspecto de la infancia que me parece muy importante valorar y nunca perder dentro del ajetreo de la vida adulta es la capacidad de sorpresa.
Se que después de muchos años acumulados de sobre-estimulación sensorial uno queda insensibilizado ante las pequeñas cosas valiosas de la vida, pero justamente ahí radica el esfuerzo de tratar de recordar como una simple galleta cubierta con chochitos de colores podía llenarnos el día de felicidad cuando eramos niños.
En mi infancia esta pieza era de las prohibidas. Los chochitos eran sinónimo de pintura artificial y de azúcar, combinación letal, pues ambas eran sustancias nocivas para mi salud.
Ante tal rigidez cuando por fin lograba echarle el guante a una de estas formidables galletas era con doble dosis de entusiasmo que me la comía.
De hecho los chochitos para mi son sinónimo de alegría. Uno se los pone encima a los helados o a las donas, no porque vaya a mejorar el sabor, sino simplemente y sencillamente por la diversión que implica comerse algo salpicado de color.
Por otro lado, la combinación de texturas en la comida siempre ha sido mi delirio. Esta galleta combina lo duro y granuloso de su grajea con lo áspero y terroso de la galleta.
Con leche, bueno, son una cosa portentosa.
Y en cuanto al sabor, también la combinación de lo dulce de la grajea con un toque saladito de la galleta la hacen una experiencia memorable. 
He probado tantas galletas idas y venidas de todo el móndrigo planeta que puedo asegurar que no hay mejor elección que esta sencilla y colorida galleta.
Como a los mexicanos se nos reconoce en todo el mundo nuestro gusto por lo multi-color, creo que está galleta es una digna representante de todo nuestro pan y de nuestra extrema propensión al gozo y al despapaye.

Esta es una galleta de chochitos.

martes, 7 de mayo de 2013

Estribo


El día menos pensado, ese día tan querido por los gallegos y los políticos, bajaba yo a la cocina por algo de cenar después de haber hecho la tarea  y escudriñaba la alacena para ver que me podía encontrar.

El pan dulce se guardaba en una caja de plástico transparente con tapadera en lo alto de refrigerador.
Como era translucida, podía uno ver desde lejos si contenía algo o si se encontraba vacía.
Si la observación resultaba positiva, la bajaba de su lugar para poder descubrir con mayor detalle que había comprado mi papá, que era el que iba y aun va a la panadería.
Ese día menos pensado podía haber perdida entre las conchas y las campechañas, una pieza de pan de manteca. Podía ser un hueso, una reja o tal vez un estribo.
Dada la oportunidad de poder cambiar la rutina y probar otras piezas de pan diferentes a las de cajón o con el antojo de algo de sabor ligero escogía uno de estos poco decorados panes.
El pan de manteca es de sabor sutil, poco dulce, solo un toque de salado y se acabó.
Su nombre lo dice todo, se usa manteca vegetal en su preparación lo cual le da un toque grasosito muy ligero que no evita que estas piezas sigan siendo mas bien secas.
Algunas panaderías en un afán poco creativo y francamente torpe han llamado al estribo simplemente triangulo.
Teniendo tantas palabras padres en el idioma español que dicho sea de paso, es de las pocas cosas buenas que dejaron los españoles en estás tierras americanas, me resulta terrible que no usemos los nombres mas coloridos con los que contamos para denominar piezas de pan que ya de por si son llamativas. La palabra estribo es una palabra con un origen antiquísimo que se remonta a unos 500 años d.e.c. cuando el pueblo ávaro, en tierras Mongolas inventó esta pieza de la silla de montar por su gran dependencia económica del caballo. A mi me parece una palabra muy mexicana. Es por nuestra tradición ecuestre y las películas de charros que el estribo me remite a las viejas haciendas, a los sombreros y al olor de la piel trabajada. Recuerdos de provincia y de un México idealizado.

En español también alguien puede perder los estribos, lo que significa que por enojo alguien ha perdido el control de si mismo.
En fin me parece un excelente nombre para denominar está sencilla pieza de pan que por su textura seca es ideal para ser remojada en la bebida que se desee, se lleva bien con todo.

Este es un estribo.