Páginas

viernes, 18 de enero de 2013

La piedra

"Aquí nada se desperdicia."
Así decían las abuelitas ¿no? Y entonces uno tenía que acabarse toda la sopa, sino, no había postre.
Pues igual en las panaderías, ahí nada se desperdicia, por eso, con todas las moronas sobrantes depositadas en las charolas y mesas de trabajo, las juntan y hacen una nueva masa aglutinada entre otras cosas con piloncillo para producir nuevas piezas de pan.
Una de estas piezas producto de está ahorrativa medida es "La Piedra".
De chico no me dejaban comprarla justamente porque entre mi mamá y mi abuela decían que era "puro pan viejo" y que no me convenía. Sin embargo su aspecto a mi siempre me pareció muy apetitoso. Tuvo que pasar mucho tiempo para que me atreviera a comprar una piedra.
¡Oh! que fabulosa experiencia. Por debajo de lo dulce del piloncillo que forma la base del sabor de esta pieza, se encuentran sabores muy variados, salados incluso amargos que seguramente provienen de todas esas moronas provenientes de todas esas piezas diferentes. Es un verdadero Frankenstein de sabor. El toque final lo pone la cubierta de chocolate que hace que todo cobre sentido.
Es una de esas piezas mágicas porque no solo combina varios sabores sino también varias texturas. Uno podría suponer que por su aspecto rugoso y por su mismo nombre se trataría de una pieza dura y quebradiza pero no es así, se trata de una pieza mas o menos suave y hasta un poco húmeda con una corteza mas o menos tostada.
Está pieza pide a gritos ser degustada con un vaso de leche bien fría, pero no solo eso sino también pide ser remojada en ella. Yo creo que absorbe la leche como ninguna otra pieza y la fiesta de sabores y texturas que genera una vez remojada en leche es verdaderamente especial.
Afortunadamente la practica ahorrativa que da origen a esta pieza sigue vigente en las panaderías, por lo cual, es bastante común encontrar piedras a la venta junto a su hermano el ladrillo de quien también hablaremos próximamente.
A lo largo de las lecturas que he tenido que realizar para la realización de este blog me he encontrado con que muchas piezas que pensaba yo eran originarias de México tienen en realidad orígenes franceses o españoles como es el caso de las cornetas, los bigotes o las astorgas, sin embargo en el caso de la piedra no he logrado encontrar  algún símil en panaderías de otros países por lo que parece que se trata de una pieza autenticamente mexicana.

Esta es una piedra.