A mi que me encantan las galletas.
Las de chispas de chocolate, las rellenas de crema tipo Oreo, las rellenas de fruta tipo Newton, las wafleadas tipo Macma, las Marias untadas con cajeta o mermelada o un puñado de galletas de animalitos con leche, en fin las galletas rifan.
Sin embargo las que recuerdo con gran cariño y que realmente eran prodigiosamente exquisitas eran las que preparaba la abueltita de mis primos.
Doña Meche que así se llamaba la mamá de mi tio Enrique, vivía en Aguascalientes. Vivía en una de esas casa grandes de patio en medio, donde había que cruzar el patio para ir al baño. De esas casa que ahora en el DF ya son todas restaurantes o galerías de cachapolvos.
La señora al parecer vivía cerca de un convento si mal no recuerdo y con las monjas compartía el gusto por cocinar y hornear cosas sabrosas.
Preparaban unos tamales realmente épicos.
Pero lo que podías comer todo el maldito día sin cansarte eran las galletas de nata. Eran maravillosas.
Lamentablemente son de las cosas que desaparecen con sus creadores y ahora forman parte solamente de los recuerdos de quienes tuvimos la fortuna de probarlas.
En fin.
El espejo será la primera galleta de la que vamos a hablar un poco. ¿Que mas se le puede pedir a la vida que una galleta cubierta con chocolate? Cuando tengan la oportunidad prueben esta delicia con un vaso de leche bien fría. Es lo máximo.
Esta galleta es suave y se desmorona con facilidad y combinada con la tersa capa de chocolate hacen de cada bocado una experiencia suave y llena de sabores ya que se mezclan lo dulce del chocolate con lo un toque de salado de la galleta.
La forma redonda y lo brillante de la capa de chocolate nos dejan en claro el porque de su nombre.
Estas piezas de pan dulce cuesta un poco de trabajo encontrarlas, pero las cadenas de pan grandes como La Esperanza o El Molino llegan a tenerlas, aunque no son muy buenas que digamos, por lo cual si es preferible darse una vuelta al centro y visitar La Pilarica en la calle de Lopez o La Vasconia en Tacuba y Palma para probar mejor pan.
Las de chispas de chocolate, las rellenas de crema tipo Oreo, las rellenas de fruta tipo Newton, las wafleadas tipo Macma, las Marias untadas con cajeta o mermelada o un puñado de galletas de animalitos con leche, en fin las galletas rifan.
Sin embargo las que recuerdo con gran cariño y que realmente eran prodigiosamente exquisitas eran las que preparaba la abueltita de mis primos.
Doña Meche que así se llamaba la mamá de mi tio Enrique, vivía en Aguascalientes. Vivía en una de esas casa grandes de patio en medio, donde había que cruzar el patio para ir al baño. De esas casa que ahora en el DF ya son todas restaurantes o galerías de cachapolvos.
La señora al parecer vivía cerca de un convento si mal no recuerdo y con las monjas compartía el gusto por cocinar y hornear cosas sabrosas.
Preparaban unos tamales realmente épicos.
Pero lo que podías comer todo el maldito día sin cansarte eran las galletas de nata. Eran maravillosas.
Lamentablemente son de las cosas que desaparecen con sus creadores y ahora forman parte solamente de los recuerdos de quienes tuvimos la fortuna de probarlas.
En fin.
El espejo será la primera galleta de la que vamos a hablar un poco. ¿Que mas se le puede pedir a la vida que una galleta cubierta con chocolate? Cuando tengan la oportunidad prueben esta delicia con un vaso de leche bien fría. Es lo máximo.
Esta galleta es suave y se desmorona con facilidad y combinada con la tersa capa de chocolate hacen de cada bocado una experiencia suave y llena de sabores ya que se mezclan lo dulce del chocolate con lo un toque de salado de la galleta.
La forma redonda y lo brillante de la capa de chocolate nos dejan en claro el porque de su nombre.
Estas piezas de pan dulce cuesta un poco de trabajo encontrarlas, pero las cadenas de pan grandes como La Esperanza o El Molino llegan a tenerlas, aunque no son muy buenas que digamos, por lo cual si es preferible darse una vuelta al centro y visitar La Pilarica en la calle de Lopez o La Vasconia en Tacuba y Palma para probar mejor pan.
Este es un espejo.