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miércoles, 3 de febrero de 2016

Carioca

La relación entre México y Brasil siempre ha sido muy afectuosa. Nos sabemos hermanos, en el peor de los casos primos lejanos.
Nos une la pasión por la fiesta, por el carnaval, la música, el baile, las mujeres bellas, los latin lovers y naturalmente, el fútbol.
Por supuesto que al ser los dos países economías emergentes americanas, hemos estado en plena competencia durante mucho tiempo, aunque en realidad Brasil si es un motor impulsor de la economía sudamericana mientras que México siempre ha dependido de la economía gringa para sobrevivir. 
En ese aspecto somos muy diferentes.
Nos separa también el idioma, aunque portugues y español sean muy parecidos, al ser lenguas romances, y ahí entre señas y mímica nos logramos entender bastante bien. 
De todas formas creo que hay más puntos de encuentro que de desencuentro.
El Pato Pascual, Pancho Pistolas y José Carioca
Desde aquella icónica película de Walt Disney, Los tres caballeros de 1944 en la que el Pato Donald visita Brasil y México para llevar un mensaje de unión a toda América, (entre otras cosas para evitar que le entráramos a la segunda guerra mundial del lado que lo le conviniera a los gringos). Esta pelicula nos regaló a los mexicanos y a los brasileños dos personajes entrañables en José Carioca y en Panchito Pistolas que yo estimo mucho y que creo son verdaderos simbolos de la amistad entre ambos países.  

Por otro lado, es innegable que uno de los temas que más nos une y que curiosamente también nos confronta de vez en cuando es el fútbol.
Esta mas que claro que México jamás podrá alcanzar a Brasil en logros futbolísticos, eso es innegable, sin embargo en fechas recientes empieza a nacer una rivalidad interesante entre ambas selecciones. 
Tal vez sea por que México ha conseguido algunos logros importantes en categorías menores y en Juegos Olímpicos donde Brasil nunca ha puesto mucho interés, y sin duda se debe a que la selección de México siempre juega a tope cuando se enfrenta a Brasil buscando ganarle a como de lugar. 

De todas formas la historia de México y Brasil en el futbol tiene muchos puntos de encuentro que generan gratos recuerdos.
El cabo del gol. Evanivaldo Castro "Cabinho"
El Mundial de México 70 que dicho sea de paso no me tocó vivir pa' que quede claro que estoy ruco pero no tanto, genera un grato recuerdo entre los aficionados ya que según los expertos fue el último mundial ganado por Brasil en el que realmente hubo magia en el juego al mejor estilo brasileño, el famoso jogo bonito.     
Por otro lado el máximo anotador de la liga mexicana aún sigue siendo un brasileño, en la figura de Evanivaldo Castro "Cabinho" que militó en Los Pumas de la Universidad, en el Atlante, el León y Tigres y que metió 312 goles y consiguió ocho títulos de goleo. 
Cabinho es el máximo romperedes de la UNAM con 151 goles y del Atlante con 108. 

Un verdadero jugadorazo.

Pero dejemos de hablar de futbol que ni es el lugar ni el momento y veamos que de Brasil hemos obtenido muchas otras cosas increíbles como la Samba y la Bossa Nova. 
De Brasil hemos heredado a Roberto Carlos, Carmen Miranda, Caetano Veloso, y a Nelson Ned. 
La prodigiosa feijoãda y las espadas con esa maravillosa piña al carbón son todos deliciosos platillos brasileños que afortunadamente son fácilmente encontrables en México.
Y bueno que podemos decir de la belleza brasileña encabezada por Morena Bacarin, Giselle Bundchen, Adriana Lima o Alice Braga. ¡Wow!
beleza brasileira
Pues bien dentro de toda esa tradición cultural que compartimos con los brasileños existe una pieza de pan dulce mexicano que por su colorido y aspecto festivo no podía llamarse de otra manera mas que "carioca".
Sencillo y carismatico, este pan no es más que una rebanada de bizcocho que está partida por la mitad y untada con mermelada. Su cubierta es betún blanco como de pastel de fiesta y todo va cubierto de chochitos de colores. 
Aquel panadero que haya bautizado esta pieza le atinó bastante bien al nombre pues entre el colorido y combinación de sabores esta pieza es un verdadero carnaval. 
Es una pieza muy dulce por lo cual siempre será bien acompañada de un buen vaso de leche fría.
Esta es una pieza que no todas la panaderías ofrecen pero que puede ser encontrada mas o menos con cierta facilidad en las panaderías más grandes de la ciudad. 

Esta es una carioca.

viernes, 11 de mayo de 2012

Canasta

Canasta tejida a mano
La cestería en México data de hace un buen de años desde los primeros pobladores del territorio, por lo cual la canasta ha estado con nosotros desde hace ya un buen.
Lo que sucede es que hay evidencias arqueológicas de que los primeros pobladores del territorio tejieron cestas con fibras de palma, agave y henequén mucho tiempo antes de que aprendieran a usar el barro para hacer contenedores. Parece que usaban las canastas incluso para contener agua ya que las fibras al mojarse se expanden cerrando los espacios entre las fibras evitando así  la perdida de agua. Incluso cocinaban en estas canastas usando piedras calientes para hacer hervir el agua y poder así cocer los alimentos.
Sin embargo la que nos atañe, es una canasta muy particular, ya que no contiene otro valor en su interior que no sea mermelada de piña.
De hecho la piña y la panadería tienen una relación afectuosa que va mas allá de los besos y los abrazos. Es mas bien una relación intima que nos favorece a todos. Y es que viviendo en un país tropical sería realmente torpe no aprovechar esta fruta que ademas de sana e increíblemente sabrosa se lleva bien con muchísimas cosas. En este caso hecha mermelada es una cosa prodigiosa.
Piña veracruzana de Medellín.
Me encanta esta pieza de pan porque tiene combinación de sabores que otras no tienen. Se combina lo dulce del propio hojaldre con su toque saladito (cuando esta bien hecho) con lo dulce y lo acidito de la mermelada de piña. Uso los diminutivos en el texto anterior, porque yo se que entre mexicanos entendemos que no es lo mismo salado a un toque saladito y no es lo mismo está ácido a está acidito.
Yo diría que se trata de una pieza de pan para compartirse ya que para mi gusto es un poco grande yo nunca me la acabo. La pieza de la foto la compré en "El Mejor Pan" que está sobre Av.Cuahutemoc en la colonia Doctores justo enfrente de la estación Parque Pushkin del MetroBus.

Esta es una canasta


miércoles, 8 de septiembre de 2010

El Beso

Los besos son deliciosos.
¿Quién puede decir lo contrario?
Quién no recuerda ese primer beso tímido y torpemente dado a la primer novia.
O ese beso largamente esperado que por fin un día nos ganamos de nuestra guapa maestra de inglés. 
O ya de plano ese primer beso húmedo y apasionado que fue antesala para algo mas tórrido y apasionado.
Beso de Megan Fox
Por otro lado, no existe un beso más genuino y cariñoso que aquel que a lengüetadas nos da una mascota agradecida.
Y así por el estilo nos podríamos seguir describiendo besos de todos tamaños y duraciones.
Sin embargo este blog nos exige hablar un poco sobre el beso de pan.
Uy que buena pieza de pan esta la del beso. Lo que pasa es que la mayoría de las piezas de pan dulce combinan cuando mucho dos sabores, siendo el caso mas común el de lo dulce con un poco de salado.
Y el beso no deja de hacer esto pero al mismo tiempo se incorpora lo ácido.
Y es que dentro de esa boquita que forman el par de panquecitos se encuentra una capa de mermelada de fruta.
Esta capa es la que sirve de adhesivo para mantener pegados a los dos panes.
Puede ser que encontremos mermeladas de diferentes sabores aunque la mas común es la de fresa.
Es la mermelada pues la que le da a esta pieza un toque acidito que es gratamente bienvenido en combinación con lo dulce de su cubierta.
Cubriendo a todo el beso hay una capa de mantequilla espolvoreada con azúcar que vuelve a esta pieza una bomba calórica, por lo cual es de las piezas que se deben de comer muy de vez en cuando, o que bien, muy amistosamente, se puede compartir con algún compañero de merienda ya que al estar formado por dos panes  se pueden separar para compartirse.
 Los besos que yo comí de chico provenían de la Panificadora "La Campesina" que así se llamaba entonces lo que hoy en día se lleva el nombre de Panificadora Campestre que se encuentra en el corazón de la Colonia Campestre Churubusco al oriente de la Delegación Coyoacán, el lugar donde pase mi niñez.
Los besos de ahí, por ejemplo, no tenían mermelada de fresa sino de chabacano lo cual los hacía todavía mas aciditos.
Eran realmente muy buenos.
Hoy en día para un buen beso hay que ir a "La Pilarica" una panificadora que se ubica en la calle de Lopez esquina con Ayuntamiento en pleno centro de la ciudad de México.

Como como un Beso.
El beso no deja de ser una pieza muy dulce, supongo que para hacerle honor a su nombre, por lo cual me gusta comerlos con leche fría, además de que su pan es algo seco y la leche sirve para humedecer un poco las cosas.
Este es un beso.