Cuando hablamos de pan es casi inevitable hablar de Francia.
Los panaderos franceses a lo largo de la historia han hecho descubrimientos maravillosos que han quedado como legado cultural para la humanidad.
Uno de tantos inventos franceses que hemos heredado los mexicanos es el famoso Volován.
El volován no es mas que un pequeño cesto de pasta hojaldrada que posteriormente debe ser rellenado con algún tipo de preparación dulce o salada.
Los franceses lo suelen servir como un aperitivo o entremés salado, aunque su eficacia para ser servido como postre está mas que probada.
La creación de este panecillo es comúnmente adjudicada a Antonin Carême un cocinero y panadero francés del siglo XVIII que hizo grandes aportes a la cocina mundial. Sin embargo existe la mención de un entremés llamado petits gâteaux vole au vent que aparece en una publicación de 1739 muchos años antes del nacimiento de Carême.
El nombre vole au vent no significa más que "soplado por el viento" seguramente para hacer referencia a su extrema ligereza.
Cuenta la leyenda que al sacar a estos panecillos del horno, eran tan ligeros que fueron "volados por el viento" de una ventana abierta ganando así su nombre.
De vole au vent francés está clarísimo el camino hasta el Volován mexicano.
Este es un volován.